sábado, 4 de abril de 2009


AFICIÓN PLEBEYA


Se regresa con cierta frecuencia a amores de otros tiempos. Viejos amores que se creía olvidados y cuya nostalgia nos da la medida de lo que todavía significan para nosotros, y a los que hemos ido envolviendo con una bruma que oculta por igual sus contornos y nuestra vergüenza. Porque lo cierto es que algo de pudor nos da, a estas alturas, tenerle que reconocer alguna virtud a aquel amor de entonces, a aquella pasión del rock, tan sujeto a las modas —él mismo una eterna y gastada moda—, tan dependiente de gustos casi infantiles. Ir a su alcance sería algo así como desempolvar nuestras viejas armas de seducción —si es que alguna vez contamos con ellas— con la aviesa intención de volver a ganarnos los favores de una jovencita que, a juzgar por su aspecto, se diría que aún juega con muñecas. Incluso es una molestia tener que admitir que lo que nos gusta de ese amor son sus gestos desairados, los abrazos a destiempo —y, por eso mismo, desconcertantes—, los besos con sabor a humo y a una rebeldía que, de tan lejana, parece que no fue nunca nuestra.
Afición plebeya, en suma, casi bárbara, instintiva, que confirmaría nuestra humilde cuna, así como lo precario de la educación recibida. Al contrario que a Florence, la refinada protagonista de "Chesil Beach", a la que incomodaban el simple cuatro por cuatro y el monótono repiqueteo de la batería cuando ya existe una guitarra rítmica o un piano, a nosotros nos continúa subyugando el delirio de este amor —en el fondo, triste— al que visitamos cuando nos apetece, repleto de reproches y de dulzura torpe, y al que juramos no regresar nunca más, por el bien de nuestra maltrecha y casi inexistente reputación. 

(Repertorio para ver y escuchar con el volumen bien alto:
-Use Somebody, de "Kings of Leon":  entrar aquí.
-Personal Jesus, del grupo madrileño "Pull"; insuperable versión del tema de "Depeche Mode", con un vídeo extraordinario que remata con la sensual ingenuidad de unas maravillosas pin-ups de los cincuenta).






5 comentarios:

Olga Bernad dijo...

Amor y reputación no casan, imposible. Usted verá qué le interesa más. Usted verá si aquello era amor.
Si lo era y le molesta, consuélese con Góngora, que sintió lo mismo. "Amadores desdichados que seguís milicia tal..."
Tal vez no le gusta Góngora y entonces ya no sé qué decir.
Curiosa reflexión, Arsenio, me desconcierta.
Saludos;-)

Andrei Rublev dijo...

Difícil consuelo halla quien encuentra molestia en amores inconvenientes (¿todos lo son?), así como en la poesía alambicada de Góngora. No soy gongorino, tampoco soy amante, voy y vengo y en el camino me entretengo (que es lo que hay que hacer) viéndole tres pies al gato, anonadado cada día por mi extraña condición (¡Ay, infelice!) y haciendo "curiosas reflexiones" propias de un tipo "curioso" (ponga usted aquí "estrafalario" o lo que guste). Si de algo estoy seguro es de una frase tan simple como lo que alberga mi cabeza y mi corazón: "No sé".
Saludos cordiales :-)

Andrei Rublev dijo...

Por cierto, de bien nacidos es ser agradecidos, así que muchas gracias por enseñarme a enlazar. ¡Uf! ¡Por fin! (Estas cosas son las que permanecen, y no...).
Gracias :-)

Carmen Aliaga dijo...

El amor no sabe de tiempos, a veces te espera a la vuelta de la esquina y te tropiezas con él cuando menos lo invocas, otra, tú vuelves a alguien a quien creíste indispensable en tu vida y todo vuelve a empezar o quizás ni siquiera sientes el más mínimo reconocimiento de lo que fue o pudo ser. Esto es así, impredecible pues además es cosa de dos. Lo importantes es cuidarlo cuando lo tienes, avivarlo y sentirlo hasta lo más profundo de ti.
Desde esta noche lluviosa casi de luna llena que cambia, que crece y mengua, así como nosotros y nuestros amores, te envío un fuerte abrazo y mis mayores deseos de felicidad.

Andrei Rublev dijo...

Ah, el Amor ("Quel fulgore che alletta / e risplende per conforto, / e non è che tormento"). Cuesta escribir sobre él sin que, previamente, nos hayamos desprendido de toda nuestra ingenuidad. Acaso cuando la humanidad desaparezca, nuestro vestigio hable sólo del amor que tanto ha construido y a tan grandes cotas de infamia también ha conducido. Tal vez el resto de asuntos: la ambición, el orgullo, el sacrificio... sean sólo variaciones de aquél...
Un abrazo fuerte para ti también.